Docenario guadalupano
Por el padre Joaquín Gallo Reynoso, sacerdote jesuita
Santa María de Guadalupe: Liberadora de nuestros males y promotora de nuestras personas. Libera al Obispo Zumárraga y a sus servidores de sus prejuicios y los promueve.Hemos estado viendo las acciones de María a favor de Juan Diego; hoy veremos las que hizo a favor de fray Juan de Zumárraga y sus servidores. Pidámosle a Ella nos enseñe, como a ellos, a quitar nuestros prejuicios y falsas valoraciones respecto a otr@s y convertirnos en verdaderos servidores, aun de aquéll@s que son diferentes a nosotros.
Por el padre Joaquín Gallo Reynoso, sacerdote jesuita
Santa María de Guadalupe: Liberadora de nuestros males y promotora de nuestras personas. Libera al Obispo Zumárraga y a sus servidores de sus prejuicios y los promueve.Hemos estado viendo las acciones de María a favor de Juan Diego; hoy veremos las que hizo a favor de fray Juan de Zumárraga y sus servidores. Pidámosle a Ella nos enseñe, como a ellos, a quitar nuestros prejuicios y falsas valoraciones respecto a otr@s y convertirnos en verdaderos servidores, aun de aquéll@s que son diferentes a nosotros.
En la primera entrevista con Juan Diego, el Obispo, "habiendo oído toda su narración, su mensaje como que no lo tuvo por cierto. le dijo: 'Otra vez vendrás.'" (N.M. 44-45). No era fácil creerle a un indígena en ese tiempo y el Obispo estaba contaminado de ese prejuicio. Pidámosle a nuestra Madre nos libre de vivir prejuiciando a los demás. Madre, que nos aceptas como somos; ayúdanos a aceptar que somos diferentes todos.
Segunda consideración: Cuando Juan Diego fue por segunda vez con el Obispo éste siguió desconfiando, le pidió alguna señal y les dijo a sus servidores que siguieran a Juan Diego, "que lo observaran, a quién veía, con quién halaba."(N.M. 82). Y contagió con la duda a sus servidores, que acordaron tratar mal a Juan Diego. Pidámosle al Señor, que bien nos conoce a todos, que tengamos una mirada y un corazón limpio para con l@s demás.
Tercera consideración: Cuando Juan Diego fue con el Obispo para llevarle la señal "les suplicó -a los servidores- que le dijeran al Obispo cómo deseaba verlo, pero ninguno quiso; fingían que no le entendían. o porque los importunaba." (N.M. 148-149).Los servidores ya estaban contagiados por el prejuicio del Señor Obispo y obraron en consecuencia. Pidamos que no pase esto ya nunca más entre los que Dios ha puesto como pastores y apoyo del pueblo humilde.Cuarta consideración: Con el milagro de las flores y la estampación de la imagen de María en el ayate de Juan Diego, el Obispo se convirtió: "El gobernante Obispo y los que allí estaban se arrodillaron, la admiraron mucho. se afligieron. Y el Obispo, con llanto, con tristeza, le rogó, le pidió perdón." (N.M. 185-187). Esto engrandeció la figura del Obispo. Y Dios y María pudieron seguir haciendo la obra que tenían planeada.
Quinta consideración: Gracias a María y a la intervención de Juan Diego el Obispo cambió de parecer y le dijo a éste: "Anda, vamos a que muestres dónde es la voluntad de la Reina del Cielo que le erijan Su templo. Los mismos servidores, después de saber el lugar, acompañaron a Juan Diego, no lo dejaron ir solo sino que lo acompañaron a su casa -para ver al tío.-" (N.M. 192. 196).Contemplemos la acción redonda y salvadora, tan promotora, de María, nuestra Madre, que los ayudó a todos a aceptarse y quererse como hermanos.Apoyos bíblicos: Salmos 103 (104) y 113 (112); Carta a Filemón 1 Jn 4, 7-21. Para gloria de Dios y de Santa María de Guadalupe.
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