12.07.2014

Docenario Guadalupano Domingo, 7 de diciembre de 2014 -

Docenario Guadalupano Domingo, 7 de diciembre de 2014 -
En este día vamos a seguir contemplando el Acontecimiento Guadalupano desde la perspectiva del testimonio que hemos de dar como cristianos, católicos, mexicanos, al estilo de Cristo, ante un México en descomposición en picada. Vamos a inspirarnos en las dos personas del México de los inicios de su existencia para que nos iluminen cómo hemos de dialogar para lograr avances sustanciales en favor de otros. Veremos a Juan Diego dialogando profundamente con el Obispo. Lo hace con soltura, sencillez, emoción, profundidad. Y esto puede hacerlo gracias a las indicaciones precisas de María de cómo debería presentarle al Obispo todo lo que había vivido, visto, oído. María es la gran pedagoga y testigo que nos enseña a seguir a Cristo, a ser Sus testigos. Dispongámonos a aprender del relato original (N.M.) de las Apariciones. Juan Diego recuerda ante el Obispo Zumárraga cómo la Virgen lo mandó a la cumbre del cerrito a cortar las flores (N.M.170). Juan Diego recuerda, ante el Obispo, su obediencia a María y cómo subió al cerro según Su mandato. Imaginemos cómo estaría en ese momento ante el Obispo recordando el camino, la subida al cerro para recibir la señal de María. Nosotros también hemos de subir a las alturas de la santidad que el Padre quiere para nosotros. Aprendamos del Obispo a escuchar. Pidámosle a María que queramos creer y obedecer como Ella, como Juan Diego.

Segunda consideración.- Juan Diego le cuenta al Obispo cómo tuvo Fe en María cuando Ella le pidió que subiera al cerrito a cortar las flores (175). Juan Diego sabía que no era lugar propio ni el tiempo adecuado para que en el cerro del Tepeyac, en esa época, se dieran las flores. Pero como hombre de Fe subió confiado en la palabra de María. Así, creció en su Fe, no se estacionó en donde estaba. ¿Qué tanto hacemos para avanzar y madurar en nuestra Fe en Dios, en María..?

Tercera consideración.- Juan Diego recuerda ante el Obispo cómo encontró las flores (N.M.176-177). Contemplemos este hecho maravilloso en donde Juan Diego se siente ya en el paraíso. ¿Hemos tenido algún recuerdo de alguna experiencia que nos haya hecho sentirnos en el paraíso? Recordemos esos hechos y agradezcámoselos a Dios.

Cuarta consideración.- Juan Diego le dice al Obispo cómo cortó las flores, se las bajó del cerro a la Virgen y luego se las dio; Ella se las reacomodó en su ayate. (N.M.17171-173). En este momento del diálogo Juan Diego debió haber estado muy entusiasmado recordando y platicando cómo Ella tomó las flores con Sus manos y las puso en su ayate. Imaginemos la alegría de Juan Diego al recordar este hecho maravilloso de María con él: con qué cariño habrá tocado las flores María y se las habrá recolocado en la tilma a Juan Diego. Contemplemos esta escena como si estuviéramos en ese pequeño paraíso y disfrutemos con María y Juan Diego este acontecimiento.

Quinta consideración.- Juan Diego le dice al Sr. Zumárraga cómo la Virgen le pidió que sólo a él le diera personalmente la señal (N.M.178). Siempre las acciones de Dios son personales, siempre tienen muy en cuenta a cada persona en sí misma y en su relación con los demás. María procede del mismo modo personalizante, directo, que hace que cada uno se sienta persona. Con este detalle tan personal y directo el Sr. Zumárraga ya puede convencerse del deseo y voluntad de Dios y de María. La señal para el Obispo van a ser las flores: pero la señal globalizante de Dios va a ser también el crecimiento en la Fe de Juan Diego; la confianza que Él, y María, tienen a Su Iglesia, Su Pueblo, compuesto del pueblo fiel y la jerarquía; el hecho de hacer nuevas todas las cosas desde el Tepeyac; el sacar a los indígenas de su postración y liberarlos; el ratificar Su Alianza con todos. Todo esto es la Gran Señal que Dios y María dan a Fray Juan de Zumárraga, a Juan Diego, a todos nosotros. ¿Cómo nos sentimos ante esta Gran Alianza de Dios con nosotros? ¿Qué pensamos del poder y misericordia del que se preocupa tanto, personalmente, por cada uno de nosotros? Pensemos cómo hemos de ratificar nuestra confianza en el Dios de la Alianza, en el que es todo amor, compasión, fidelidad. Agradezcámosle a nuestra Madre que haya aceptado ser la Mensajera, La Magnífica Pedagoga y realizadora de esta Alianza. Ha sido la Gran Testigo de Dios ante nosotros todos estos siglos. Debe movernos, entusiasmarnos, saber que Dios y la Madre Santísima de Jesús y Madre nuestra nos protegen y cuidan tan personalmente. Esto nos compromete a ser Sus testigos sobre todo en este México tan adolorido. Oremos para asimilar esta experiencia. Para pensar qué podemos hacer en favor de nuestro país. Apoyos Bíblicos.- Hechos 10, todo el capítulo.- Salmo 19(18).- Del Evangelio: “Los discípulos salieron a predicar por todas partes con la ayuda del Señor, Quien confirmaba su mensaje con los milagros que hacían”. Mc 16,20 ++ Para la gloria de Dios y de Santa María de Guadalupe

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