
NUESTRA SEÑORA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO
Virgen Inmaculada, Madre de Jesús y Madre nuestra, te invocamos con el nombre de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento porque Tú eres la Madre del Salvador que vive en la Eucaristía. De Ti tomó la carne y la sangre con las que Él nos alimenta en la Sagrada Hostia. Te invocamos también con este nombre porque la gracia de la Eucaristía nos viene por tu intermedio, pues Tú eres la Mediadora, el canal, por donde nos llegan las gracias de Dios. Y, por último, te llamamos Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, porque Tú fuiste la primera en vivir la vida Eucarística. Enséñanos a vivir la Santa Misa como Tú lo hiciste, a recibir la Santa Comunión de una manera digna y frecuente y a visitar a Nuestro Señor devotamente en el Santísimo Sacramento.
Virgen Inmaculada, Tú estuviste presente en la muerte de tu Hijo Divino en el Calvario, y ofreciste tu inmenso dolor en unión con Su Sacrificio. Después de la Resurrección estuviste de nuevo presente en el Sacrificio real, pero incruento, de tu Hijo en la Santa Misa. Enséñanos a unirnos a Jesucristo en la Consagración como Tú lo hiciste; obtén para nosotros la gracia de comprender la realidad de la Santa Misa; y despierta en nosotros el deseo de asistir a la Santa Misa frecuentemente.
Virgen Inmaculada, tus Comuniones fueron las más fervorosas y las más santas que jamás se hayan hecho. Cuando recibiste en tu Corazón a tu Hijo Divino, lo amaste más que nadie pueda amar a su Dios. Enséñanos a hacer que la Santa Comunión sea el centro de nuestra vida, como fue en la Tuya, para que nuestras vidas sean enteramente dedicadas a prepararnos para la venida de Jesús en la Comunión y agradecerle por el regalo de darse a Sí mismo a nosotros.
Virgen Inmaculada, después de la Ascensión de Jesús, tu consuelo al separarte de Él lo encontraste visitándole a menudo en el Santísimo Sacramento. Logra para nosotros la gracia de estar conscientes siempre de Su presencia en el Tabernáculo y de visitarlo frecuentemente como Tú lo hiciste, especialmente cuando estemos preocupados, solitarios, temerosos y con dolor de cuerpo o de mente. Enséñanos a recordar que Él siempre está allí, listo a escucharnos, a guiarnos, a protegernos y a consolarnos.
Virgen Inmaculada, Tú eres la modelo perfecta de todos quienes adoran al Santísimo Sacramento. Tú adoraste a Jesús en la pequeña Hostia blanca con la misma fe, reverencia y majestad que tuviste cuando lo adoraste en la primera Navidad y durante los demás años que viviste con Él. Enséñanos a no olvidar que esa pequeña Hostia blanca es realmente Dios, Infinito, Eterno y Omnipotente. Enséñanos también a conducirnos con la humildad y la solemnidad que se merece nuestro Dios todo el tiempo que estemos en Su presencia.
Virgen Inmaculada, Tú le diste a Jesús la acción de gracias más perfecta por la institución de la Eucaristía. Enséñanos a darle gracias a tu Divino Hijo por el regalo de Sí mismo en el Santísimo Sacramento. Enséñanos también a agradecerle debidamente después de haberlo recibido en la Comunión. Dado a que nuestro agradecimiento, por más bueno que sea, nunca se podrá comparar al Tuyo, permítenos ofrecerle tu agradecimiento después de la Comunión así como tu fervor, tu amor y tu devoción.
Virgen Inmaculada, Tú le ofreciste a Jesús la perfecta reparación en la Sagrada Hostia. Por amor a Él deseamos aceptar nuestras tribulaciones diarias y junto Contigo, consolarlo por la ingratitud de los hombres y las ofensas y agravios que sufre diariamente en el Santísimo Sacramento, tanto por los que creen como por los que no creen en Él.
Virgen Inmaculada, mientras que los Apóstoles iban predicando el Evangelio, Tú permaneciste junto a tu Divino Hijo en el Tabernáculo orando por las gracias que ellos necesitaban para convertir al mundo. Enséñanos a orar frente al Santísimo Sacramento donde día y noche donde Jesús nos espera para escuchar y atender nuestras peticiones. Enséñanos a orar no sólo por nosotros sino también por aquellos que no conocen su presencia en el Sacramento de Su Amor, para que Él les conceda el regalo de la fe y su Reino Eucarístico se extienda por todo el mundo.
Virgen Inmaculada, Adoradora perfecta de Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento, te pedimos nos alcances las gracias que necesitamos para adorar con mucho amor a nuestro Dios Eucarístico. Concédenos, te suplicamos, conocerlo mejor, amarlo más y que la Eucaristía sea el centro de nuestros días para que toda nuestra vida sea una oración constante de adoración, de acción de gracias, de reparación, y de petición a Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento. Amén.
Ruega por nosotros, Oh Virgen Inmaculada, Nuestra Señora del Santísimo Sacramento. ¡Para que el Reino Eucarístico de nuestro Señor Jesucristo venga a nosotros! . Amén.
Extraordinario.
ResponderEliminarOraciones a la Virgen Inmaculada por la Familia
ResponderEliminarA la Virgen Inmaculada se le puede pedir por una multitud de gracias y bendiciones para nuestros familiares, invocando su intercesión ante Dios. Al ser la Madre de Jesús, su pureza y su sí incondicional a la voluntad divina la convierten en un canal de gracia inagotable.
Aquí tienes algunas intenciones que puedes pedir por tus familiares:
Salud física y espiritual: Puedes pedir por la sanación de enfermedades, fortaleza en momentos de debilidad y que se les conceda una salud plena para servir a Dios y al prójimo. También, que sus almas sean purificadas y guiadas por el Espíritu Santo.
Protección y seguridad: Pide que la Virgen los cubra con su manto, librándolos de peligros, accidentes, malas influencias y todo mal que pueda acecharlos. Que los guarde en su camino diario.
Paz y armonía familiar: Solicita que en tu hogar y entre tus parientes reine la comprensión, el respeto, el perdón y el amor. Que se disuelvan las discordias y se fortalezca la unión familiar.
Fortaleza en la fe: Pide que la Virgen interceda para que tus familiares crezcan en su relación con Dios, que su fe se profundice, que sean constantes en la oración y que vivan de acuerdo a los mandamientos divinos.
Sabiduría y discernimiento: Que la Virgen los ilumine para tomar decisiones acertadas en su vida personal, profesional y espiritual. Que puedan discernir la voluntad de Dios en cada paso que den.
Conversión y arrepentimiento: Si hay familiares alejados de la fe o que viven en pecado, puedes pedir con fervor su conversión, que sus corazones se abran a la gracia de Dios y encuentren el camino de regreso.
Provisión de necesidades: Pide por sus necesidades materiales, empleo, sustento y que nunca les falte lo necesario para vivir dignamente, siempre confiando en la providencia divina.
Guía en el camino vocacional: Si algún familiar está discerniendo su vocación (matrimonio, vida consagrada, sacerdocio), pide que la Virgen los ilumine para seguir el camino que Dios ha trazado para ellos.
Consuelo en el sufrimiento: En momentos de dolor, tristeza o prueba, pide que la Virgen, como Madre de Consuelo, los acompañe y les dé la fortaleza para sobrellevar sus cargas.
Al orar a la Virgen Inmaculada, recuerda hacerlo con fe sincera, humildad y confianza, sabiendo que ella intercede por nosotros ante su Hijo Jesús. Puedes ofrecerle rosarios, novenas o simplemente elevar tus intenciones desde el corazón.
¿Hay alguna situación específica que te preocupe sobre tus familiares por la que te gustaría pedir a la Virgen?