10.12.2010

docenario


Docenario guadalupano


Por el presbítero Joaquín Gallo Reynoso, sacerdote jesuita
Santa María de Guadalupe y nuestras familias en el contexto del Bicentenario
Hemos comenzado en nuestra diócesis de Yucatán, en septiembre, nuestro caminar 2010-2011, y lo iniciamos con “Camino a Guadalupe”, uno de los tres caminos que iremos haciendo durante este año pastoral. En esta etapa el Señor Jesús nos invita a vivir en comunidad, con una nueva fraternidad en camino.
Esto nos facilita para este Mes de las Misiones la temática sobre la familia, primera educadora y formadora de la comunidad básica existencial para cada uno de nosotros, en donde se van formando y educando los misioneros y discípulos del Señor.
En las cuatro diócesis de nuestra Provincia Eclesiástica estaremos celebrando del 10 al 17 la Semana de la Familia. Espero que las consideraciones que ofrezco este mes nos refuercen para hacer camino con nuestras diócesis y de la mano de Santa María de Guadalupe, nuestra amorosa Madre, para llegar a su fiesta guadalupana muy bien preparados y esto nos disponga, como un gran Adviento, a las fiestas de la Navidad del Señor.
La Sagrada Familia nos iluminará nuestro caminar en este mes misionero y familiar.
Las próximas celebraciones del Centenario de la Revolución y las pasadas del Bicentenario de la Independencia nos pueden motivar para buscar, desde nuestras familias, mejores caminos para nuestra ciudad, nuestro Estado y nuestra Patria. La fiesta del Rosario el 7 pasado y otras de los santos de este mes nos ayudarán a iluminar nuestro camino. A caminar, este mes, con Jesús y María para gloria de Dios y bien de muchos.
Primera consideración.— La Sagrada Familia supo vivir la gran tarea de la educación.
Dios nos invita a hacer lo mismo en nuestras familias. Pensemos y sintamos un poco cómo la educación siempre estuvo presente en la Sagrada Familia para llevar una vida pacífica, amorosa, cordial.
María y José se tuvieron que re-educar al vivir ya solos como matrimonio y luego ejercieron esa tarea con el mismo Hijo de Dios.
Todos los días había que indicar al pequeño Jesús algunas cosas tradicionales, otras situacionales y de otros tipos que lo fueron disponiendo para saber estar en ese mundo palestino e israelita que le tocó vivir.
Hoy les pedimos a ellos tres que nos enseñen a no abandonar esta tarea educativa en todos los niveles de nuestra vida. Con todos los que oran hoy con nosotros en nuestras diócesis pidamos: “Que nosotros, los padres de familia, no perdamos de vista el deber de educar a nuestros hijos, y que, a ejemplo de San José y de María, procuremos vivir siempre en nuestros hogares el respeto, la comprensión, la humildad y el perdón”. Amén.
Jaculatoria: Vivamos en comunidad los valores que Cristo nos enseñó, para educarnos a vivir en fraternidad.
Segunda consideración.— La Sagrada Familia, modelo para educar a los hijos en la fe.
Si algo es importante en la familia, es educar en la fe que los papás tienen para que los hijos vivan los mismos valores éticos, solidarios, de intimidad con Dios, de participación activa con otros correligionarios.
Este valor lo vivieron muy de cerca José y María cuando le fueron inculcando a Jesús cómo comunicarse con Dios en lenguaje humano y cordial.
No por ser Dios iba a saltarse las experiencias humanas básicas a cualquier persona humana. Contemplemos a esta familia en sus momentos de peregrinación, de oración familiar con el Dios de Israel…
En los tiempos previos a la Independencia no solamente Hidalgo, Morelos y otros sacerdotes ejercieron la tarea de educar en la fe a sus feligreses; también don Miguel Domínguez y su esposa, la Corregidora de Querétaro, como cientos de familias más, educaron en la fe a todos nuestros próceres patriotas que en su totalidad fueron católicos. Agradezcamos que hayan hecho su tarea de educar en la Fe a sus hijos de manera tan concreta, tan existencial y solidaria.
Tercera consideración.— En la educación y transmisión de los valores más importantes, la Sagrada Familia es un modelo especial para todas las familias.
Toda familia, si quiere serlo de verdad, necesita inculcar los valores más altos a sus hijos: el sentido del trabajo, la honestidad, la colaboración en obras comunes, el buen vecindazgo, el sentido del servicio, la humildad, comprensión, adaptabilidad, solidaridad, paciencia, prudencia, benignidad, amor a la Patria y tantos más.
En el caso de la Sagrada Familia, ciertamente los habrán vivido espléndidamente.
San Juan Diego y su esposa María Lucía, en su tiempo, habrán inculcado estos valores a sus hijos en el contexto tan educado y refinado de la cultura tolteca-nahua.
Y muchas familias de nuestros próceres de la Independencia, y algunas de las de la Revolución habrán inculcado estos valores, de manera especial el amor por la Patria. Pidamos a la Sagrada Familia nos ayude a coeducarnos en todos estos valores.
Cuarta consideración.— Nuestra responsabilidad al coeducarnos. La Sagrada Familia, modelo de coeducación en los valores más sustanciales e importantes.
En el proceso educativo todos nos vamos coeducando o no educando, sobre todo en las familias, en donde vivimos continuamente pegados unos a otros por años. Allí se da la gran asimilación de valores o la pérdida de ellos.
Nuestro testimonio de vida es muy importante por lo que otros ven en nosotros, y desde nosotros, a Dios. De alguna manera le servimos como transparencia suya o negativa suya. Y esto especialmente se da en los padres y madres de familia.
Por eso la responsabilidad que tenemos todos en nuestra coeducación es de facilitar la captación de los valores que más deberíamos de atender y donde tendríamos que fijar más nuestra atención. Imaginemos la gran responsabilidad de José y María al aportar cada uno de ellos lo específico de su propia condición humana a favor del Hijo de Dios.
¡Y Dios Padre nos tiene como Hijos muy queridos a cada uno de nosotros! Asumamos nuestra responsabilidad sin miedos y complejos y que la Sagrada Familia, y los santos y santas de nuestra devoción nos inspiren para vivir con plenitud nuestras propias responsabilidades. Ciertamente, en México, los santos mexicanos nos darán su ayuda ejemplar.
Quinta consideración.— La Sagrada Familia y la familia de San Juan Diego, modelos de familias participativas.
Una leída rápida por el Evangelio y el Nican Mopohua, evangelio de México para el mundo, nos ponen en contacto con el modo de participar estas santas familias en la vida de sus pueblos.
A la Sagrada Familia la vemos en su casita de Nazaret y recorriendo poblaciones en sus peregrinaciones en donde se habrán apoyado para levantar las tiendas de campaña, prender el fuego, acarrear el agua, apoyar a los vecinos y a los compañeros de la peregrinación.
A María la vemos colaborando en las bodas de Caná junto con Jesús. A San Juan Diego lo vemos yendo y buscando los auxilios para su tío enfermo y para llevarle las flores al obispo. Después vemos a los pobladores de México colaborando para levantarle su primera casita a la Virgen al pie del Tepeyac. Todos amando, todos participando, como la Santísima Trinidad que es plenamente participativa en común en todas sus obras hacia nosotros.
¡Benditas santas personas que nos han hecho a su imagen y semejanza! Busquemos ser como ellas hasta que obtengamos una patria más participativa, más amable, solidaria y servicial para todos como lo buscaron quienes nos heredaron y ayudaron a configurar la patria que hoy tenemos.
Apoyos Bíblicos: Lc 2,41-52; Mt 10,16 y 28,16-20, Jn 2,1-12, Salmo 117(116). Nican Mopohua #s. 94-116 y 192-218. ** Para gloria de Dios y de Santa María de Guadalupe **
En contexto:
Santa María de Guadalupe y nuestras familias en el contexto del Bicentenario Hemos comenzado en nuestra diócesis de Yucatán, en septiembre, nuestro caminar 2010-2011, y lo iniciamos con "Camino a Guadalupe", uno de los tres caminos que iremos haciendo durante este año pastoral. En esta etapa el Señor Jesús nos invita a vivir en comunidad, con una nueva fraternidad en camino.Esto nos facilita para este Mes de las Misiones la temática sobre la familia, primera educadora y formadora de la comunidad básica existencial para cada uno de nosotros, en donde se van formando y educando los misioneros y discípulos del Señor.En las cuatro diócesis de nuestra Provincia Eclesiástica estaremos celebrando del 10 al 17 la Semana de la Familia. Espero que las consideraciones que ofrezco este mes nos refuercen para hacer camino con nuestras diócesis y de la mano de Santa María de Guadalupe, nuestra amorosa Madre, para llegar a su fiesta guadalupana muy bien preparados y esto nos disponga, como un gran Adviento, a las fiestas de la Navidad del Señor.

La Sagrada Familia nos iluminará nuestro caminar en este mes misionero y familiar. Las próximas celebraciones del Centenario de la Revolución y las pasadas del Bicentenario de la Independencia nos pueden motivar para buscar, desde nuestras familias, mejores caminos para nuestra ciudad, nuestro Estado y nuestra Patria. La fiesta del Rosario el 7 pasado y otras de los santos de este mes nos ayudarán a iluminar nuestro camino. A caminar, este mes, con Jesús y María para gloria de Dios y bien de muchos.Primera consideración.- La Sagrada Familia supo vivir la gran tarea de la educación. Dios nos invita a hacer lo mismo en nuestras familias. Pensemos y sintamos un poco cómo la educación siempre estuvo presente en la Sagrada Familia para llevar una vida pacífica, amorosa, cordial.

María y José se tuvieron que re-educar al vivir ya solos como matrimonio y luego ejercieron esa tarea con el mismo Hijo de Dios.Todos los días había que indicar al pequeño Jesús algunas cosas tradicionales, otras situacionales y de otros tipos que lo fueron disponiendo para saber estar en ese mundo palestino e israelita que le tocó vivir.Hoy les pedimos a ellos tres que nos enseñen a no abandonar esta tarea educativa en todos los niveles de nuestra vida. Con todos los que oran hoy con nosotros en nuestras diócesis pidamos: "Que nosotros, los padres de familia, no perdamos de vista el deber de educar a nuestros hijos, y que, a ejemplo de San José y de María, procuremos vivir siempre en nuestros hogares el respeto, la comprensión, la humildad y el perdón". Amén.Jaculatoria: Vivamos en comunidad los valores que Cristo nos enseñó, para educarnos a vivir en fraternidad.Segunda consideración.- La Sagrada Familia, modelo para educar a los hijos en la fe. Si algo es importante en la familia, es educar en la fe que los papás tienen para que los hijos vivan los mismos valores éticos, solidarios, de intimidad con Dios, de participación activa con otros correligionarios.Este valor lo vivieron muy de cerca José y María cuando le fueron inculcando a Jesús cómo comunicarse con Dios en lenguaje humano y cordial.

No por ser Dios iba a saltarse las experiencias humanas básicas a cualquier persona humana.

Contemplemos a esta familia en sus momentos de peregrinación, de oración familiar con el Dios de Israel.En los tiempos previos a la Independencia no solamente Hidalgo, Morelos y otros sacerdotes ejercieron la tarea de educar en la fe a sus feligreses; también don Miguel Domínguez y su esposa, la Corregidora de Querétaro, como cientos de familias más, educaron en la fe a todos nuestros próceres patriotas que en su totalidad fueron católicos. Agradezcamos que hayan hecho su tarea de educar en la Fe a sus hijos de manera tan concreta, tan existencial y solidaria.



En contexto:
Santa María de Guadalupe y nuestras familias en el contexto del Bicentenario Hemos comenzado en nuestra diócesis de Yucatán, en septiembre, nuestro caminar 2010-2011, y lo iniciamos con "Camino a Guadalupe", uno de los tres caminos que iremos haciendo durante este año pastoral. En esta etapa el Señor Jesús nos invita a vivir en comunidad, con una nueva fraternidad en camino.Esto nos facilita para este Mes de las Misiones la temática sobre la familia, primera educadora y formadora de la comunidad básica existencial para cada uno de nosotros, en donde se van formando y educando los misioneros y discípulos del Señor.En las cuatro diócesis de nuestra Provincia Eclesiástica estaremos celebrando del 10 al 17 la Semana de la Familia. Espero que las consideraciones que ofrezco este mes nos refuercen para hacer camino con nuestras diócesis y de la mano de Santa María de Guadalupe, nuestra amorosa Madre, para llegar a su fiesta guadalupana muy bien preparados y esto nos disponga, como un gran Adviento, a las fiestas de la Navidad del Señor.La Sagrada Familia nos iluminará nuestro caminar en este mes misionero y familiar. Las próximas celebraciones del Centenario de la Revolución y las pasadas del Bicentenario de la Independencia nos pueden motivar para buscar, desde nuestras familias, mejores caminos para nuestra ciudad, nuestro Estado y nuestra Patria. La fiesta del Rosario el 7 pasado y otras de los santos de este mes nos ayudarán a iluminar nuestro camino. A caminar, este mes, con Jesús y María para gloria de Dios y bien de muchos.


Primera consideración.- La Sagrada Familia supo vivir la gran tarea de la educación. Dios nos invita a hacer lo mismo en nuestras familias. Pensemos y sintamos un poco cómo la educación siempre estuvo presente en la Sagrada Familia para llevar una vida pacífica, amorosa, cordial.María y José se tuvieron que re-educar al vivir ya solos como matrimonio y luego ejercieron esa tarea con el mismo Hijo de Dios.Todos los días había que indicar al pequeño Jesús algunas cosas tradicionales, otras situacionales y de otros tipos que lo fueron disponiendo para saber estar en ese mundo palestino e israelita que le tocó vivir.Hoy les pedimos a ellos tres que nos enseñen a no abandonar esta tarea educativa en todos los niveles de nuestra vida. Con todos los que oran hoy con nosotros en nuestras diócesis pidamos: "Que nosotros, los padres de familia, no perdamos de vista el deber de educar a nuestros hijos, y que, a ejemplo de San José y de María, procuremos vivir siempre en nuestros hogares el respeto, la comprensión, la humildad y el perdón". Amén.Jaculatoria: Vivamos en comunidad los valores que Cristo nos enseñó, para educarnos a vivir en fraternidad.


Segunda consideración.- La Sagrada Familia, modelo para educar a los hijos en la fe. Si algo es importante en la familia, es educar en la fe que los papás tienen para que los hijos vivan los mismos valores éticos, solidarios, de intimidad con Dios, de participación activa con otros correligionarios.Este valor lo vivieron muy de cerca José y María cuando le fueron inculcando a Jesús cómo comunicarse con Dios en lenguaje humano y cordial. No por ser Dios iba a saltarse las experiencias humanas básicas a cualquier persona humana. Contemplemos a esta familia en sus momentos de peregrinación, de oración familiar con el Dios de Israel.En los tiempos previos a la Independencia no solamente Hidalgo, Morelos y otros sacerdotes ejercieron la tarea de educar en la fe a sus feligreses; también don Miguel Domínguez y su esposa, la Corregidora de Querétaro, como cientos de familias más, educaron en la fe a todos nuestros próceres patriotas que en su totalidad fueron católicos. Agradezcamos que hayan hecho su tarea de educar en la Fe a sus hijos de manera tan concreta, tan existencial y solidaria.

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