Fragmento del Diario de Santa Faustina Kowalska,"La Divina Misericordia en mi alma", con comentario
Cumplir la voluntad de Dios.
515 Una vez, al anochecer, cuando paseaba por la huerta rezando el rosario, llegué hasta el cementerio [186], entreabrí la puerta y me puse a rezar un momento y les pregunté a ellas dentro de mí: ¿Seguramente serán muy felices? De repente oí estas palabras: Somos felices en la medida en que hemos cumplido la voluntad de Dios… y después, el silencio como antes. Me ensimismé y pensé mucho tiempo cómo yo cumplo la voluntad de Dios y cómo aprovecho el tiempo que Dios me concede.
Comentario:
Y nosotros también debemos preguntarnos, como lo hizo Sor Faustina, si cumplimos fielmente la voluntad de Dios. Porque en eso consiste la santidad, en cumplir con fidelidad la voluntad divina.
Esta voluntad se manifiesta en los Diez Mandamientos, las enseñanzas del Evangelio, el deber de estado, las órdenes de los superiores legítimos, las directivas de nuestro director espiritual, y el aceptar cada cosa que nos sucede como querida o permitida por Dios. También cumplimos con la voluntad de Dios cuando seguimos fielmente las inspiraciones de la gracia.
Para cumplir la voluntad de Dios no se trata tanto de hacer nosotros, sino de dejar hacer a Dios en nosotros, de abandonarnos y seguir las inspiraciones del Espíritu Santo.
Dios quiere hacer grandes cosas con nosotros, por eso tenemos que corresponder a las gracias e iluminaciones que el Señor nos va transmitiendo, porque cuando somos fieles a una gracia o inspiración, y la llevamos a cabo, entonces damos ánimo a Jesús para que nos otorgue otra, incluso superior. En cambio, si ponemos obstáculos a las sugerencias de Dios, nos vamos cerrando y corremos el riesgo de perder el Cielo.
Jesús, en Vos confío.
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