12.01.2011

Docenario guadalupano

Docenario guadalupano

1 diciembre 2011
Por Joaquín Gallo Reynoso, sacerdote jesuita

Los caminos de Dios, de María y de nosotros en el Acontecimiento Guadalupano

El camino de las estrellas…

 
Estamos en diciembre, a unos días de que el Acontecimiento Guadalupano cumpla 480 años de haberse iniciado.

Vamos a unirnos a los millones de herman@s que se han aventurado, como nosotros, por los caminos que nos llevan al Tepeyac con Santa María de Guadalupe y los que salen desde allí para el ancho mundo. Un recorrido que haremos con Jesús, nuestro Camino al Padre y a l@s herman@s, en estos meses en que estamos preparándonos para el Año Eucarístico internacional que tendrá su punto culminante en julio, en el Congreso Internacional en Dublín.

En la diócesis vamos haciendo nuestro camino a Emaús desde nuestro discipulado misionero al encuentro con Cristo Eucaristía. En este caminar iremos con María de Guadalupe, nuestra Morenita del Tepeyac quien, como de costumbre, nos acoge “con todo su amor, compasión, auxilio y defensa”, pues es nuestra “Piadosa Madre” y nos lleva a Jesús y a nuestr@s hermanas y hermanos. Los meses pasados de este año cada día 12 estuvimos considerando cómo poder ser mejores discípul@s y misioner@s del Señor y de María.

Ahora caminaremos, entre flores y cantos, entre pájaros, estrellas y caminos diversos, estos días dedicados a Ella. Pediremos de manera especial por nuestro país y Yucatán para que juntos reencontremos el camino del amor, la fraternidad, la justicia y solidaridad que Dios quiere que vivamos. Iniciémoslo en su nombre y en el de Nuestra Madre del Tepeyac.

Nota.— Les recuerdo que propongo cada día 5 consideraciones para ser reflexionadas o usadas a manera de los misterios del rosario y que las siglas N.M. quieren decir Nican Mopohua, el relato original de las Apariciones escrito hacia 1548-1550 por Antonio Valeriano, indígena de la etnia nahua y coetáneo de Juan Diego, que llegó a ser de los maestros clave de esos años.

Primera consideración.— Las estrellas y nuestro cielo. Hablar de las estrellas es hablar de los astros, pero también, en lenguaje simbólico, de personas, situaciones, predicciones. Gracias a éstas los Magos encontraron a Jesús… Hoy nos podemos encontrar con Él, con el Padre y el Espíritu Santo… Pidámoselo a María. Jaculatoria apropiada: Santa María de Guadalupe, Estrella de la Evangelización, ayúdanos a encontrarnos con Jesús, nuestro guía y Señor.

Segunda consideración: Las estrellas forman, a veces, constelaciones…

En el cielo de cada noche podemos distinguir algunas agrupaciones de estrellas a las que se les ha dado algún nombre en diversas épocas y culturas. Entre ellas destaca Virgo, que nos recuerda a nuestra Estrella del Tepeyac. Pidamos nos llene de su luz…

Tercera consideración: Juan Diego caminó bajo la luz de las estrellas… En sus encuentros con la Virgen, Juan Diego tuvo que caminar de noche, hacia el amanecer, para cumplir su misión con Ella y su tío Juan Bernardino que estaba enfermo (N.M. 97-99 y 147-148).

Pidamos que siempre cumplamos con nuestra misión aunque sintamos que estamos en noches de oscuridad, impaciencia y amargura, como alejados de Dios, de María, de l@s demás... Ella nos sanará…
Cuarta consideración: Las estrellas en la vida de Jesús y de María… Podemos estar seguros de que María y José le enseñaron al Señor Jesús en su niñez a conocer las estrellas y constelaciones que se conocían en su tiempo. No es difícil que el Señor se haya orientado muchas veces en sus caminos y en los temporales fuertes en el lago de Galilea gracias a las estrellas que el mismo Padre le había regalado. La insignia de Israel es una estrella… Y Él, la Estrella Máxima de Israel y del mundo. Que Él sea nuestra mayor estrella en nuestra vida, nuestro Sol…

Quinta consideración: Las constelaciones en el manto de la Virgen de Guadalupe. Entre las investigaciones sorprendentes que se han hecho del ayate de Juan Diego en donde está la Virgen Guadalupana destaca la colocación de las estrellas en su manto. Forman constelaciones. Y éstas marcan fechas y los rumbos del cielo. La Osa Mayor siempre estará en el Norte, Orión hacia el Oriente y la Cruz del Sur hacia el Sur... Gracias a esto millones de personas en la Historia han vencido dificultades, se han orientado en el desierto o en los naufragios. Nosotros, en el manto de María de Guadalupe descubrimos cómo Dios nos señala el rumbo, cómo nos protege a través de nuestra Bendita Madrecita del Tepeyac, la Estrella máxima humana en los cielos benditos de Dios…

Le pedimos que siempre nos oriente para seguir a Jesús, para hacer la voluntad del Padre, para seguir las indicaciones del Espíritu Santo, para hacernos herman@s de tod@s...

Apoyos bíblicos: Salmo 8; Mt 2, 1-12; Apoc 1, 12-20 y 2, 26-28; Jn 14, 6.






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