Oh Virgen SantísimaMadre de Cristo y Madre de la Iglesia,con alegría y admiración nos unimos a tu Magnificat,a tu canto de amor agradecido.
Contigo damos gracias a Dios,«cuya misericordia se extiende de generación en generación»,por la espléndida vocación y por la multiforme misión confiada a los fieles laicos,por su nombre llamados por Dios a vivir en comunión de amor y de santidad con Él y a estar fraternalmente unidos en la gran familia de los hijos de Dios,enviados a irradiar la luz de Cristoy a comunicar el fuego del Espíritu por medio de su vida evangélica en todo el mundo.
Contigo damos gracias a Dios,«cuya misericordia se extiende de generación en generación»,por la espléndida vocación y por la multiforme misión confiada a los fieles laicos,por su nombre llamados por Dios a vivir en comunión de amor y de santidad con Él y a estar fraternalmente unidos en la gran familia de los hijos de Dios,enviados a irradiar la luz de Cristoy a comunicar el fuego del Espíritu por medio de su vida evangélica en todo el mundo.
Virgen del Magnificat llena sus corazones de reconocimiento y entusiasmo por esta vocación y por esta misión.
Tú que has sido,con humildad y magnanimidad,«la esclava del Señor»,danos tu misma disponibilidadpara el servicio de Dios y para la salvación del mundo.
Abre nuestros corazones a las inmensas perspectivasdel Reino de Dios y del anuncio del Evangelio a toda criatura.
En tu Corazón de madre están siempre presentes los muchos peligros y los muchos males que aplastan a los hombres y mujeresde nuestro tiempo.
En tu Corazón de madre están siempre presentes los muchos peligros y los muchos males que aplastan a los hombres y mujeresde nuestro tiempo.
Pero también están presentes tantas iniciativas de bien,las grandes aspiraciones a los valores,los progresos realizados en el producir frutos abundantes de salvación.
Virgen valiente,inspira en nosotros fortaleza de ánimo y confianza en Dios,para que sepamos superartodos los obstáculos que encontremosen el cumplimiento de nuestra misión.
Enséñanos a tratar las realidades del mundocon un vivo sentido de responsabilidad cristianay en la gozosa esperanzade la venida del Reino de Dios,del nuevo Cielo y de la nueva tierra.
Tú que junto a los Apóstoleshas estado en oraciónen el Cenáculo esperando la venida del Espíritu de Pentecostés,invoca su renovada efusión sobre todos los fieles laicos, hombres y mujeres,para que correspondan plenamentea su vocación y misión,como sarmientos de la verdadera vid,llamados a dar mucho frutopara la vida del mundo.
Virgen Madre,guíanos y sostennos para que vivamos siemprecomo auténticos hijose hijas de la Iglesia de tu Hijo y podamos contribuir a establecer sobre la tierrala civilización de la verdad y del amor,según el deseo de Diosy para su gloria.
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