9.28.2010

El Rosario y los niños.


El Rosario y los niños.
Queridos niños: os ofrezco un hermoso capullo de rosa: el granito de vuestro rosario, que os parecerá tan insignificante. Pero... ¡Oh! ¡Qué grano tan precioso! ¡Qué capullo tan admirable! ¡Y cómo se desarrollará si recitáis devotamente el avemaría! Sería demasiado pediros que recéis un rosario todos los días. Rezad, por lo menos, una tercera parte con devoción. Será una linda diadema de rosas que colocaréis en las sienes de Jesús y de María. ¡Creédmelo!
(De “El Secreto Admirable del Santísimo Rosario”, de San Luis M. Grignion de Montfort)
Comentario:
La oración de los niños es sumamente agradable a Dios y a su Madre. Y qué agradable será que los niños recen el Rosario, de ser posible los cinco misterios, o por lo menos un misterio cada día.
Cuando un niño dice el Avemaría, la Virgen se complace en derramar gracias por todas partes, porque la oración inocente de un niño es la más parecida a la oración de Jesús y de María, los Inocentes.
Enseñemos a nuestros niños a rezar el Rosario, porque es la mejor manera de preservarlos de la maldad del mundo y del demonio, que especialmente odia el alma de los niños porque son los más parecidos a Dios por su inocencia, bondad y sencillez. Y aunque sean muy pequeñitos, recemos igualmente el Rosario en presencia de ellos, para que ya desde chiquitos vayan memorizando la cadencia de las avemarías y de los padrenuestros, y tengan en su mente y en su corazón la dulzura de estos rezos.

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