Unión con Dios.
El Rosario en su conjunto consta de misterios gozosos, dolorosos y gloriosos, y nos ponen en comunión vital con Jesús a través –podríamos decir– del Corazón de su Madre.
(De la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae)
Comentario:
La santidad consiste en la unión con Dios. Y si el rezo del Santo Rosario nos une a Jesús a través del Corazón Inmaculado de María, entonces cada vez que rezamos el Rosario nos hacemos más santos, pues nos unimos más estrechamente a Jesús, que es Dios.
Cuando rezamos el Rosario no solo recordamos cosas pasadas de la vida del Señor, sino que misteriosamente vuelven a hacerse presente esos episodios. Es algo muy parecido a lo que ocurre en la Santa Misa, por eso el Santo Rosario es, después de la Misa, la oración más eficaz para nuestra santificación y la salvación del mundo entero, y para defendernos del demonio y de todo mal.
Luego el Papa Juan Pablo II agregará a estos misterios, los luminosos, que nos llevan a meditar en la vida de Jesús y de su Madre.
Ojalá pudiéramos rezar cada día el Rosario completo, es decir, los veinte misterios, pues de esa forma estaríamos contemplando toda la vida de Jesús y de su Madre.
¡Qué felices seríamos si comenzáramos a rezar más Rosarios!, porque el rezo del Rosario nos trae alegría, consuelo, paz, fortaleza y todos los dones y gracias de Dios y de su Madre.
Benditos seamos nosotros si rezamos el Rosario, pues Dios ya nos bendice desde este mundo, y luego en el Cielo confirmará esa bendición.
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