3.06.2011

Un pensamiento

Un pensamiento

Si no hubiera Fe los hombres te llamarían diosa. Tus ojos resplandecen más que el sol, eres hermosa, Madre, me glorío, ¡Te quiero!
(San Pío de Pietrelcina) 
Comentario: 
Y basta solo pensar que María es inferior solamente a Dios, y que Dios mismo no pudo hacer a la Virgen más perfecta de lo que es, porque si no lo hubiera hecho.
En el Cielo seremos felices con ver a Dios. Pero tendremos una felicidad especial al contemplar a María, porque hasta el mismo Dios se deleita viendo a la Virgen, y el Paraíso entero admira a esta Flor perfecta.
Debemos amar muchísimo a María, y amarla en cierto sentido como al mismo Dios, pues Jesús en su Evangelio nos ha dicho que tenemos que amar al prójimo como Él nos ha amado, es decir, infinitamente. Y María es nuestro prójimo más perfecto, después de Dios.
Pensemos también que si bien María le ha dado al Verbo de Dios la naturaleza humana; el Verbo le ha dado a María su naturaleza divina; y lo que Dios es y puede por naturaleza, María lo es y lo puede por gracia de Dios. Por eso la criatura más semejante a Dios es María, que es una simple criatura, pero está en los límites de la divinidad.

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