Misericordia de María.
Dice, de María, San Bernardo: “Alabamos su humildad, admiramos su virginidad, pero a los indigentes les sabe más dulce su misericordia: a la misericordia nos abrazamos con amor, la recordamos con frecuencia y más a menudo la invocamos”.
Comentario:
Y es que la Misericordia de Dios nos viene a través de María, porque la Misericordia divina es una gracia, y María es Medianera de todas las gracias.
Por eso aunque nuestros pecados sean muy numerosos y gravísimos, y estemos con un pie en el Infierno, todavía tenemos una esperanza: María.
Porque Ella es la Puerta del Cielo por donde entran los elegidos, y es el Auxilio de los cristianos y Madre de todos los hombres, y una madre lo primero que hace es cuidar de la vida de sus hijos. Y María, como Madre de nuestras almas, lo primero que cuida en nosotros es la vida del alma, que es la gracia santificante, es decir, que evita que caigamos en el pecado, o nos perdona y nos lleva a Dios para ser perdonados, si hemos caído en el pecado.
Si somos devotos de María, entonces tenemos la salvación asegurada, porque María no dejará que se pierda ni uno solo de los que le son devotos, ya que Ella es la Misericordia divina en acción, y es Madre de la Misericordia que es Jesucristo, Jesucristo la obedece en todo.
¡Ave María Purísima!
¡Sin pecado concebida
Dice, de María, San Bernardo: “Alabamos su humildad, admiramos su virginidad, pero a los indigentes les sabe más dulce su misericordia: a la misericordia nos abrazamos con amor, la recordamos con frecuencia y más a menudo la invocamos”.
Comentario:
Y es que la Misericordia de Dios nos viene a través de María, porque la Misericordia divina es una gracia, y María es Medianera de todas las gracias.
Por eso aunque nuestros pecados sean muy numerosos y gravísimos, y estemos con un pie en el Infierno, todavía tenemos una esperanza: María.
Porque Ella es la Puerta del Cielo por donde entran los elegidos, y es el Auxilio de los cristianos y Madre de todos los hombres, y una madre lo primero que hace es cuidar de la vida de sus hijos. Y María, como Madre de nuestras almas, lo primero que cuida en nosotros es la vida del alma, que es la gracia santificante, es decir, que evita que caigamos en el pecado, o nos perdona y nos lleva a Dios para ser perdonados, si hemos caído en el pecado.
Si somos devotos de María, entonces tenemos la salvación asegurada, porque María no dejará que se pierda ni uno solo de los que le son devotos, ya que Ella es la Misericordia divina en acción, y es Madre de la Misericordia que es Jesucristo, Jesucristo la obedece en todo.
¡Ave María Purísima!
¡Sin pecado concebida
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