11.11.2009

Docenario Guadalupano



Docenario Guadalupano

Por el presbítero Joaquín Gallo Reynoso, sacerdote jesuita

11/11/2009

La Sagrada Familia y el Acontecimiento Guadalupano: La vida santa de los protagonistas
Estamos en un mes que nos llama a revisar nuestra vida desde la óptica de la santidad. El día primero celebramos la fiesta de todos los santos y santas y eso nos invita a elevar nuestros ojos hacia quienes son modelo de vida cristiana para todas las generaciones. Ellas y ellos nos invitan a sentir la vocación que todos tenemos a la santidad. Pero también, en este mes, el domingo 22, celebraremos a Cristo Rey, nuestro modelo en todo, y eso sí nos invita a tenerlo como modelo de vida, horizonte de nuestra esperanza.Identificarnos a Él es la condición para participar eternamente de su misma gloria. Desde la perspectiva cristiana la santidad es llegar a parecernos lo más posible al Señor Jesús en sus valores, criterios, actitudes, servicios, disponibilidad ante la voluntad del Padre.Contemplarlo es esencial para captar todo esto que Él es y lo que Él significa para el mundo, para el cosmos, para el mundo angélico. Sin Él, nada; por Él, con Él y en Él, todo el honor y gloria al Padre, en el Espíritu Santo, por los siglos.

En el ambiente actual de tantas preocupaciones, calamidades, inundaciones, violencia, amenazas de subir impuestos y tantas cosas más es muy posible hacer a un lado la vida espiritual, enfriarnos, quedarnos medio secos ante tal cantidad de cosas que a veces nos abruman.Es el momento de detenernos, de contemplar a Jesús en los Evangelios para ver cómo actuó ante circunstancias difíciles y adversas.Él sí supo vivir y es capaz de entusiasmarnos y enrutarnos. Está bien el programa del otoño cultural ¡qué bueno que se haga! ¡Qué bueno que exista la Feria de Xmatkuil, es un encuentro popular importante en Mérida! Más importante tener la vivencia cercana de Cristo vivo, de Cristo que vive y está entre y con nosotros. ¡A descubrirlo y a vivir como Él; ésa es nuestra tarea como cristianos y nuestro aporte de salvación para el mundo!


Primera consideración: La santidad del Señor Jesús. Contemplemos al hijo predilecto del Padre totalmente vuelto hacia Él, el amor de su vida, de su eternidad. Tanto San Mateo como San Juan nos lo muestran empeñado en dar gloria al Padre, en hacer su voluntad; en acercar su reinado hacia todos sus hermanos. Nos muestran su infatigable proceder a favor de todos, incluidos los enemistados con Él mismo, con los alejados del Reino. El mismo Padre celestial lo presentó como a quien hay que escuchar (Mt 17,5).Jesús buscó la unidad de sus amigos, los invitó a llevar su buena noticia, a proclamar su presencia de gracia para todos.Pidámosle nos enseñe a dejarnos conducir por el Espíritu Santo como Él, para cumplir el plan de vida, de santidad y glorificación, que el Padre tiene para cada uno de nosotros. (Mt. 5,44-48; 6,33; 12,46-50; 26, 29.36.42; Jn. 4,34; 5, 30b; 8,28; 14,31 17, 4. 17).En el Acontecimiento Guadalupano María está rodeada del sol, signo de Dios para los indígenas; pero ella trae al verdadero sol y luz del mundo como lo hace notar Dios mismo con el signo del embarazo que trae María en su vientre y el signo Nahui Ollin que indicaba, para los indígenas de entonces, el centro de la vida, del movimiento, lo más grande, la casa de Dios.Gocemos con ellos unos momentos, contemplémoslos.Jaculatoria apropiada: Jesús, amado del Padre, centro y vida del universo; Enséñanos a apreciar y a hacer la voluntad del Padre.


Segunda consideración: La santidad de María, Madre de Jesús. Nuestra madre amada se abrió a la voluntad de Dios de una manera sorprendente en la anunciación del ángel Gabriel. Y cuántas veces más hizo durante su vida la voluntad de Dios. ¡Hasta en los momentos más difíciles como cuando Jesús se perdió en Jerusalén o al pie de la cruz! Y ¡cómo comprendió al Señor y lo siguió por los difíciles caminos que Él fue recorriendo! Ella, siempre amando, siempre sirviendo, siempre con su hijo amado para acompañarlo y presentarlo a otros.Ella, la siempre dócil al espíritu desde su consciente y sencilla humildad (Lc. 1,46-55).En el Acontecimiento Guadalupano, además de otros títulos que ella le expresó a San Juan Diego al principio de las apariciones, le dijo: “Soy la perfecta siempre virgen, Santa María, madre del verdaderísimo Dios por quien se vive…” (N.M. 26). Ella nos dice que es santa. Y así le decimos continuamente en el Ave María: “Santa María, madre de Dios”. Pidámosle nos ayude a encontrar la voluntad de Dios para nosotros y vivirla.


Tercera consideración: La santidad de San José. Las narraciones del Evangelio nos presentan a San José como quien está dispuesto a hacer la voluntad de Dios en las diferentes circunstancias de la vida. Así lo vemos cuando aceptó a María como su esposa aun a pesar de que estaba embarazada (Mt 1,18-24).Fue a empadronarse a Belén (Lc. 2,1-7) y tuvo que huir a Egipto( 2,13-15 y 18-23); llevó al niño y a la Virgen a Jerusalén todas las veces que hubo que hacerlo (2,41-51). Fue el artesano (Mc. 6,1-5) que estuvo junto a Jesús y María dándoles lo necesario para vivir, y compartió con ellos hasta su bienaventurada muerte. Aprendamos de él a servir a otros como él lo hizo en su tiempo con Jesús, María y el pueblo en el que vivió.


Cuarta consideración: La santidad de Juan Diego, “el águila que habla…” En el Acontecimiento Guadalupano contemplamos cómo Juan Diego era un hombre que “asistía a las cosas de Dios “andaba en pos de Dios y sus mandatos” (N.M.6).Iba a misa como dice la narración (69). Amaba a sus prójimos, entre ellos a su tío Juan Bernardino, a quien fue ”a buscarle un médico, pues se le había asentado la enfermedad, estaba grave” (95). Proclamó la verdad de Dios y de Santa María de Guadalupe ante los suyos; llegaron a llamarle el peregrino por todos los recorridos que hacía en favor de la Virgen y de su pueblo. Unido a Jesús y a María fue modelo de trabajador, esposo y pariente. Profeta de su pueblo indígena, como “verdadera águila que habla” —como era su nombre: Cuauhtlatoatzin— les anunció la verdad de nuestra fe. Murió santamente en 1548. Desde entonces nos atiende desde la gloria. Pidámosle que seamos, como él, verdaderos discípulos y misioneros de María y de Jesús.


Quinta consideración: Los otros tres Juanes que estuvieron como colaboradores de Dios y de María en la propagación de la fe en México. La Virgen, en Israel, tuvo dos Juanes cercanos: el Bautista y el Evangelista; también en el Acontecimiento Guadalupano estuvieron Juanes, cuatro. Ese nombre quiere decir: Regalo, gracia de Dios. Así que ellos fueron un regalo para Jesús y María, y para nosotros.Conozcamos algo de ellos.El obispo Fray Juan de Zumárraga, a quien la Virgen, por voluntad de Dios, le encargó la construcción de su casita para atender a su pueblo.Era de la misma edad de Juan Diego y acabaron siendo amigos; aquél como confesor del santo. Juan Bernardino, el querido tío de Juan Diego, símbolo de una vida recta de las personas que se esfuerzan por conocer y seguir, por comunicar la fe de sus mayores, las raíces de su vivir.Juan González, el clérigo que después fue sacerdote, y que en ese tiempo fue el secretario de Fray Juan de Zumárraga y el primero en hacer una breve relación en castellano de las Apariciones y mensaje de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac, quien murió santamente también, según los testigos de su tiempo


.Todos ellos nos están invitando, desde nuestra propia realidad, a vivir una vida en comunión con Dios, con María, con su pueblo. Vivamos y sirvamos como ellos y sigamos más de cerca al Señor Jesús, nuestro camino, verdad y vida. Otros apoyos bíblicos.— Fil. 4,4-9 Col. 3,8-17 2, Tes. 2,13-17 1 Jn. 3, 13-18 y 4,15-21 ** Con María, nuestra madre, y su esposo San José, conocemos, amamos y servimos mejor al Señor Jesús **

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