Acto de consagración de S.S. Juan Pablo II a la Virgen
Caracas, Venezuela, 27 de enero de 1985
Y ahora con gran confianza en su maternal ayuda queremos hacer esta mañana
el acto de ofrecimiento de todos los hijos de Venezuela a Nuestra Señora de Coromoto.
A Ti, Madre Santísima, que has sido la protectora de la fe del pueblo venezolano,
te confío hoy la fe de este pueblo venezolano, te confío hoy la fe de este pueblo.
Defiéndela contra los peligros del laicismo, de los ataques que lo amenazan, del consumismo,
de la visión horizontalista de la vida que amenaza su rigor.
En tus manos, oh María, Madre de Cristo y nuestra, pongo las alegrías y las tristezas, las esperanzas y sufrimientos,
los desvelos y necesidades de todas las familias venezolanas.
Cuida en ellas la vida, aun la no nacida, protege a sus niños y jóvenes,
conforta a sus enfermos y ancianos, aumenta el amor de los esposos,
para que caminen siempre en la luz de tu Hijo y busquen la estabilidad de su unión en el sacramento.
Asiste asimismo a las familias inmigrantes, que son las más numerosas.
Te encomiendo , oh María, Madre de la Iglesia, a los ministros de tu Hijo,
a las almas consagradas, a los que sintieron la llamada a su sevicio y al de sus hermanos.
Alienta sus anhelos apostólicos, afiánzales su fidelidad, inspírales deseos de santidad, acompaña su generosa entrega eclesial.
Te confío también el problema de escasez de vocaciones.
Inspira a esta Iglesia para que redoble su vitalidad, suscitando en su seno abundantes y selectas vocaciones.
Bendice a cuantos con su trabajo honrado procuran el bienestar de los hermanos:
al campesino y al obrero, al empresario y al alrtesano, a los profesiomnales y a quienes tienen responsabilidades de dirección en la sociedad.
Ayúdales a ejercer su misión con gran sentido de honradez, diligencia y moralidad, escuchando el fuerte clamor de justicia que brota de tantos corazones.
Virgen Santa de Coromoto,
en unión colegial con mis hermanos obispos de Venezuela;
guía esta nación por los caminos de la paz y del progreso cristiano;
ayuda a todos sus hijos, para que de la mano de Cristo, nuestro Señor y Hermano,
caminen hacia el Padre común en la unidad del Espíritu Santo.
Amén.
Caracas, Venezuela, 27 de enero de 1985
Y ahora con gran confianza en su maternal ayuda queremos hacer esta mañana
el acto de ofrecimiento de todos los hijos de Venezuela a Nuestra Señora de Coromoto.
A Ti, Madre Santísima, que has sido la protectora de la fe del pueblo venezolano,
te confío hoy la fe de este pueblo venezolano, te confío hoy la fe de este pueblo.
Defiéndela contra los peligros del laicismo, de los ataques que lo amenazan, del consumismo,
de la visión horizontalista de la vida que amenaza su rigor.
En tus manos, oh María, Madre de Cristo y nuestra, pongo las alegrías y las tristezas, las esperanzas y sufrimientos,
los desvelos y necesidades de todas las familias venezolanas.
Cuida en ellas la vida, aun la no nacida, protege a sus niños y jóvenes,
conforta a sus enfermos y ancianos, aumenta el amor de los esposos,
para que caminen siempre en la luz de tu Hijo y busquen la estabilidad de su unión en el sacramento.
Asiste asimismo a las familias inmigrantes, que son las más numerosas.
Te encomiendo , oh María, Madre de la Iglesia, a los ministros de tu Hijo,
a las almas consagradas, a los que sintieron la llamada a su sevicio y al de sus hermanos.
Alienta sus anhelos apostólicos, afiánzales su fidelidad, inspírales deseos de santidad, acompaña su generosa entrega eclesial.
Te confío también el problema de escasez de vocaciones.
Inspira a esta Iglesia para que redoble su vitalidad, suscitando en su seno abundantes y selectas vocaciones.
Bendice a cuantos con su trabajo honrado procuran el bienestar de los hermanos:
al campesino y al obrero, al empresario y al alrtesano, a los profesiomnales y a quienes tienen responsabilidades de dirección en la sociedad.
Ayúdales a ejercer su misión con gran sentido de honradez, diligencia y moralidad, escuchando el fuerte clamor de justicia que brota de tantos corazones.
Virgen Santa de Coromoto,
en unión colegial con mis hermanos obispos de Venezuela;
guía esta nación por los caminos de la paz y del progreso cristiano;
ayuda a todos sus hijos, para que de la mano de Cristo, nuestro Señor y Hermano,
caminen hacia el Padre común en la unidad del Espíritu Santo.
Amén.
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