Docenario Guadalupano
Padre Joaquín Gallo Reynoso, sacerdote jesuita
Este mes tiene mucho significado para los mexicanos por el famoso 20 de noviembre. La mayoría nos sentimos herederos de muchas personas que ofrecieron su vida para que México fuera un país más libre, solidario y fraterno. Murieron muchísimos pero lograron que la Constitución de 1917 fuera un ejemplo, en su sentido social y en ese tiempo, para otros países. Hoy necesitamos seguir luchando pacíficamente para que más herman@s nuestr@s tengan lo más necesario para vivir decorosamente. Jesús, el enviado del Padre, declarado Rey de nuestro país en los años veintes, quiere y debe seguir reinando en nuestras familias, organizaciones y congregaciones religiosas, especialmente aquellas que llevan su nombre de alguna manera, como las religiosas mexicanas de Cristo Rey y Santa María de Guadalupe.
Estamos en el mes de Cristo Rey, pidámosle por nuestro país para que haya más justicia y solidaridad y para que nos preparemos con alegría a la visita que el Papa Francisco hará a México en el próximo febrero que esperamos, traerá mucho fruto y muchas exigencias para los seguidores de Jesús. Pidámosle a nuestra Madre que nos enseñe a amar, a seguir y servir a Cristo, nuestro Rey, como hizo, entre muchos, el padre Miguel Agustín Pro, jesuita, a quien celebramos el 23 de este mes, fecha de su fusilamiento en México, D.F.
Estemos al pendiente de los documentos del Sínodo de la familia una vez terminado y de la apertura del Año Santo de la misericordia que se iniciará el próximo 8 de diciembre. Pasemos a las consideraciones…
Primera consideración: María vino a México a traernos a nuestro señor Jesucristo.
En la primera aparición a Juan Diego, en el Tepeyac, la Virgen le dijo: “Deseo que aquí me levanten mi casita sagrada en donde lo mostraré —a Cristo—, lo ensalzaré al manifestarlo; lo daré a la gente con todo mi amor personal, en mi mirada compasiva, en mi auxilio, en mi salvación; porque, en verdad, yo soy su madre compasiva, tuya y de todos los hombres de esta tierra que están como si fueran uno solo…”(N.M.26-30). Detengámonos y oremos para entender el maravilloso y sublime mensaje que nuestra Madre nos ha traído y sigue trayendo…
Jaculatoria apropiada: Reina del Tepeyac, de tu ayate y de tus flores; dinos cómo servir al Rey de los corazones…
Segunda consideración: María se mostró en el Tepeyac como medianera de Dios entre San Juan Diego y el obispo fray Juan de Zumárraga.
Cuando nuestra Madre se le manifestó a Juan Diego le encargó— después de ruegos y altibajos de Juan Diego— que fuera con el obispo Zumárraga para que éste le construyera, como autoridad, el templo solicitado. Le costó trabajo a Juan Diego convencerlo, pero finalmente accedió ante la entrega de las flores y del ayate bendito. Nunca se pudo imaginar la trascendencia de lo que la Virgen le estaba encomendando. (N.M.33 y 137-142). Alabemos a María porque hizo, perfectamente de medianera entre Dios y el obispo Zumárraga y así se cumpliera el plan de Dios.
Tercera consideración: A través de diversos acontecimientos San Juan Diego siguió siendo excelente mediador entre la Virgen, el obispo y el pueblo.
Nuestra Madre dejó en Juan Diego un sello que lo marcó para toda su vida como el catequista de Santa María de Guadalupe. Vivió —durante 17 años— en un cuartito hecho para él y su tío Juan Bernardino junto a la pequeña ermita construida en uno de los lugares de las apariciones. Desde allí catequizó a cientos de indígenas que llegaban para ver a la madrecita de los indígenas y que comprobaban el milagro magnífico Guadalupano. Esto ha repercutido a nivel internacional de tal manera que el papa Juan Pablo II nombró a la Virgen Madre y Patrona insigne de toda América incluidas las islas cercanas a este continente. Agradezcamos a Dios que haya preparado tan bien a Juan Diego para que fuera su mediador en cosa tan importante para todo el mundo, agradezcámosle a Juan Diego que se haya dejado guiar tan excelentemente por María para tan gran y dulce acontecimiento. Pidámosle a Dios y a nuestra Madre que seamos dóciles ante el plan que ellos tienen sobre nosotros como lo hicieron San Juan Diego, el obispo y Juan Bernardino…
Cuarta consideración: Santa María de Guadalupe fue bandera de los insurgentes del siglo XIX y los alentó para consumar la Independencia; y en la época de la Revolución alentó a los nuevos insurgentes, que se pronunciaron como católicos, para que lucharan y murieran para defender sus derechos religiosos con el grito: “¡Viva Cristo Rey; viva Santa María de Guadalupe! ”.
Todos sabemos en México la historia de ambos conflictos en los que destacaron grandes figuras como Hidalgo, Morelos, Allende, la Corregidora, todos devotos Guadalupanos, y muchísimos más en la primera ocasión; y una cantidad de mártires por Cristo Rey, muchos de ellos ya canonizados, desde inicios del siglo pasado hasta que se fue recrudeciendo el conflicto religioso en los años 26-29. Reflexionemos y oremos por nuestra patria para que nunca más haya este tipo de conflictos que están por desbordarse ahora…
Quinta consideración: María nos alienta actualmente a los católicos a seguir proclamando que Cristo es Rey de nuestra nación: y nosotros agregamos: ¡Y tú la Reina!
En el proceso mundial que se está dando de un liberalismo desbordado que acepta y pide la muerte de inocentes como los no nacidos, las uniones gay, como si fueran verdaderos matrimonios, y otras fechorías los católicos no nos podemos quedar callados. Es necesario participar en las acciones que nos proponen algunas organizaciones católicas para pedir que se cumplan los compromisos que todos hemos adquirido de respetar los derechos humanos, de que haya transparencia en todo y en tod@s y de que no se coarte la libertad religiosa, como algun@s pretenden. En este momento tan difícil para much@s pidámosle a nuestra Reina que no bajemos los brazos y no se cansen nuestras piernas ni nuestras voces y acciones solidarias para seguir aclamando a Cristo como nuestro Rey. Y pidámosle a nuestro sublime e inigualable Rey que sigamos amando, sirviendo e imitando a nuestra Madre y Reina que ha sido tan amable, solidaria y promotora con nuestro país…
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