2.18.2011

El Avemaría comentado

El Avemaría comentado

Salve. 
Comentario: 
Salve: yo te saludo. El pequeño saluda al mayor, el inferior al superior, el niño al padre. Y nosotros debemos saludar así a María, nuestra Madre del Cielo.
Así la saludó el Arcángel San Gabriel cuando le llevó el anuncio a María de que sería la Madre de Dios, y así debemos saludarla nosotros en todo momento, porque al saludarla así le recordamos ese precioso momento de la Anunciación, y generamos en Ella un torrente de alegría y felicidad que se eleva a Dios, y luego se convierte en gracias que María derrama sobre nosotros que la hemos saludado de esa forma.
Cuando rezamos el Rosario la saludamos cincuenta veces así, en las avemarías; y María en cada saludo vuelca sobre nosotros su misericordia materna.
Aunque solo dijéramos esta palabra a la Virgen, ya estaríamos rezando mucho y bien, porque haríamos feliz a María recordándole ese precioso momento de su sí a Dios.
Jesús quiere que saludemos a su Madre, porque eso la hace feliz y nos conviene a nosotros para alcanzar al fin la salvación del alma y la prosperidad en la vida.

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