8.12.2016

Docenario Guadalupano Viernes, 12 de agosto de 2016

Docenario Guadalupano
Viernes, 12 de agosto de 2016

Padre Joaquín Gallo Reynoso, sacerdote jesuita

Estamos a plenitud de sol, mar y otras bellezas, como los meteoritos de estos días. Sí, estamos seguros de que la Creación es bella y está hecha para nosotros y, en especial, para Cristo el Señor: es el Alfa y el Omega de toda la Historia. Disfrutemos este día con María la gloria de la Creación que en Ella se ha materializado y espiritualizado como en ninguna otra criatura.

Esto lo vamos a celebrar especialmente los días 15, fiesta de la asunción de María, y 22, de María Reina. Podemos decir: ”Dios nuestro, qué grande eres en toda la Creación y de manera especial en la glorificación de Jesús y de María. Sus cuerpos ya están glorificados para siempre”. Gocemos la belleza de la Creación en estos días, en especial en la belleza que acompañó y sigue brillando en nuestra Guadalupana.

Primera consideración: Dios inicia y conserva la Creación por su amor complaciente. Dios inicia su relación con nosotros a través de la Creación. Desde el inicio de nuestro ser, a través de nuestras mamás, nos están llegando todos los elementos necesarios para vivir. Toda la Creación le ayudará a Dios a mostrarnos cuánto nos ama. Los salmos nos lo repiten continuamente y hasta dicen ante ella: “¿Qué es el hombre para que te fijes en él?” (8). El cántico de las criaturas que aparece en el profeta Daniel es digno de ser repetido por nosotros con frecuencia. La Iglesia nos lo pone enfrente varios domingos de cada mes. Vamos a agradecerle a Dios todas estas maravillas durante esta consideración (Dan 3, 51-90). Jaculatoria: Reina y Señora del cielo, Emperatriz Soberana, consuelo de los que sufren y máxima gloria humana, trae la paz a nuestra tierra, Madrecita tan amada…

Segunda consideración: La Creación al servicio del Señor Jesús. El Padre quiere que todas sus criaturas alaben a su Hijo y que lo glorifiquen en su existir siendo ellas como son, siendo como somos, como debemos ser, hasta llegar a participar de su misma gloria. Esto lo cantan los santos y aparece en la Biblia (Heb, capítulos 1 y 2 y el 3 hasta número 6).

Tercera consideración: Dios inicia el Acontecimiento Guadalupano como un acto de su misericordia para con los pueblos y habitantes del antiguo Anáhuac y de América…

Al iniciar Dios la epopeya del Acontecimiento Guadalupano pone a la Creación al servicio del proyecto que tenía para liberar a los pueblos indígenas de tanto sufrimiento, las vejaciones que les había traído la Conquista junto con las epidemias y otros males. En el relato del Nican Mopohua la Creación aparece bellísima.

Cuarta consideración: La Creación luce espléndida en el Acontecimiento Guadalupano para acercar a los pueblos indígenas al Verdaderísimo Dios a través de su misericordia. Al inicio del relato original de las Apariciones en el Nican Mopohua, al ver y oír tanta belleza Juan Diego se pregunta: ”¿Dónde estoy, dónde me veo; acaso en la tierra celestial que nos dejaron dicho nuestros antepasados?” (N.M. 6-10). Es un relato que nos pinta el poder creador de Dios y las posibilidades que ha dado a la Creación para embelesarnos. Sintamos a nuestro alrededor las flores, el cielo, los atardeceres, magníficas obras que Dios puso en la Creación para descansarnos de las amarguras y penas de esta vida. Gocemos.

Quinta consideración: Santa María de Guadalupe, Reina del Tepeyac, es la misma que fue glorificada en su asunción al cielo y en su coronación como Reina universal. Hoy nos atiende muy solícita en el Tepeyac. El milagro que se inició en la tierra santa israelita ahora sigue prolongando su maravillosa atracción en el Tepeyac. Allá apareció María Virgen sencilla, Madre de Jesús; aquí se nos presenta en su belleza corporal glorificada ya (Apoc 12, 1-5). Ella es la triunfadora sobre el enemigo mortal que siempre nos acecha. Ella nos cuida, protege y acompaña toda la vida y así lo hará hasta que disfrutemos con Ella y con tod@s los glorificad@s en el Reino eterno del Señor. Consolémonos con esta realidad que se ha iniciado en Jesús y que aquí, en Ella, se nos hace patente en su cuidado maternal sobre todos nosotros. ¿No está aquí para decirnos: “Nada temas, no estoy Yo aquí que soy tu Madre”..? (N.M. 119-120). Agradezcamos tanta misericordia al que sigue siendo Amor Misericordioso hasta el final de esta vida.

Del documento “Vultus Misericordiae (El rostro de la misericordia)”, del papa Francisco. “El pensamiento se dirige ahora a la Madre de la Misericordia. La dulzura de su mirada nos acompañe en este Año Santo para que podamos redescubrir la alegría de la ternura de Dios. Ninguno como María ha conocido la profundidad del misterio de Dios hecho hombre. La Madre del Cristo Crucificado-Resucitado entró en el santuario de la Misericordia Divina porque participó íntimamente en el misterio de su amor…” (4).

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