Docenario Guadalupano
Martes, 12 de mayo de 2015 - Edición impresa
¡Felicidades a todas las mamás! Esperamos que sean un vivo reflejo de nuestra Madre espiritual, Santa María.
Herman@s: oremos por tantas mamás jóvenes abandonadas que tendrán que vivir estos días sin el apoyo de aquéllos que deberían de estar con ellas apoyándolas, consintiéndolas, favoreciendo su ser de madres… Que Dios los perdone, pero que les haga ver, con exigencia y temor, lo que no han hecho, para que rehagan la vida de sus mujeres y de sus hij@s. Sumémonos por las campañas por la vida y no dejemos que más niñ@s sean asesinad@s en el vientre de tantas mamás. Es una vergüenza para México y para el mundo esta guerra contra tantos inocentes que son reflejo de Jesús…
Y pidamos por las intenciones del Papa para este mes y para que los dones del Espíritu Santo lleguen fuerte en estos días a todo el mundo para que haya una transformación positiva de esta realidad que a veces huele a podrido… En esta ocasión reflexionaremos cómo María es Madre espiritual de muchas maneras…
Primera consideración: María, Madre espiritual de cada uno de nosotros.
Disfrutemos las palabras bellísimas dichas por nuestra Madre espiritual a San Juan Diego en el Tepeyac: “Yo, en verdad, soy Su Madre compasiva, tuya y de todos los habitantes de estas tierras y de las demás variadas clases de personas; mis amadores, quienes a Mí clamen, quienes me busquen, quienes confíen en Mí… porque les escucharé su llanto, su tristeza; para remediar, para curar todas sus diferentes penas, sus miserias, sus dolores…” (N.M. 30 y 31). Agradezcamos a Dios que nos la haya dado como Madre a cada un@.
Jaculatoria apropiada: Santa María de Guadalupe, nuestra Madre espiritual, acógenos en Tu regazo, Madre sin igual…
Segunda consideración: María y su maternidad espiritual con nuestras familias.
Nuestro Dios, Familia Divina, quiere que María sea Madre y protectora de cada familia para que cada una llegue a ser vivo reflejo suyo, encarnado en esta realidad, de la unión, amor y alegría que vive la misma Santísima Trinidad. Revisemos cómo están nuestras familias, agradezcamos los aciertos que vivimos y enderecemos lo que no está bien llevado…
Tercera consideración: María y su presencia materna en la donación del Espíritu Santo.
Dios ha querido que la Santísima Virgen sea portadora de gracias especiales para que todos podamos estar dispuestos a recibir los grandes dones del Espíritu Santo para cada quien y para las familias. Así fue en el Pentecostés original con Ella en compañía de Apóstoles y discípul@s del Señor. Ella abona el terreno para esta buena disposición. Oremos juntos al Espíritu Santo en una gran comunión con toda la Iglesia que se dispone a seguir recibiéndolo en esta Pascua. Con Ella al frente los indígenas de México, y los europeos aquí presentes entonces, recibieron al Espíritu Santo en el siglo XVI y fue una gran trasformación social la que se logró gracias a todo esto.
Cuarta consideración: María y el Espíritu Santo asociados en la gestación, consolidación y permanencia fiel de las congregaciones religiosas.
Es admirable la historia de cada congregación, orden religiosa o instituto de vida consagrada en su origen. ¡Cómo Dios fue llamando a los fundadores y fundadoras para ir imaginando, diseñando cada comunidad para gloria de Dios y servicio de la humanidad! La muy rica variedad de institutos nos habla de la infinita capacidad imaginativa de Dios para dar origen a estas glorias de la humanidad y del Cristianismo. Y de seguro que en todas ellas ha intervenido nuestra Madre de múltiples maneras. Por eso hay tantísimas que llevan su nombre de alguna de sus múltiples advocaciones. Pidamos por todos estos hermanos y hermanas que pertenecemos a alguno de estos institutos para que seamos verdaderos testigos del amor de Dios por su pueblo. Y seamos solidarios con las congregaciones más pobres para que vivan con dignidad, alegría y paz su vocación. Y si alguien en nuestras familias quiere entrar en este estilo de vida, apoyémosl@…
Quinta consideración: Santa María de Guadalupe y su patronazgo sobre nuestras familias mexicanas y latinoamericanas y sobre las congregaciones de nuestro continente.
Es admirable constatar cómo en toda América Latina —y de manera muy especial en México— hay tantas formas de reverenciar en las familias a nuestra Madre, desde las familias indígenas y muy sencillas hasta las más sofisticadas. También las congregaciones religiosas que han ido naciendo a raíz de necesidades de personas o situaciones muy concretas: enfermos, encarcelados, hospitalizados, huérfanos, ancianos, guerras y otras necesidades generales que tiene que cubrir la Iglesia en sus servicios ordinarios de asistencia en las comunidades parroquiales, con sacerdotes, maestras y maestros para la educación de miles y miles de niños, adolescentes, jóvenes y mayores. Veneran a María bajo distintos aspectos de su maternidad espiritual. Muchas de ellas se han inspirado en el Acontecimiento Guadalupano y han escogido a la Reina del Tepeyac como su “Amparo, su Protectora, su Auxiliadora y Defensora…“, según palabras que Ella nos dijo allí para todos (N.M. 28). Apoyemos con nuestras oraciones a todos ellos y ellas y enseñémosle a nuestras nuevas generaciones a encontrar a Dios presente en estas instituciones que Él mismo va promoviendo, alentando y sosteniendo. Alabémoslo y bendigámoslo por tantos bienes recibidos a través de estas instituciones suyas… Citas bíblicas de apoyo: Mt 5, 1-20; Jn 15, 1-17 y 17, 9-11 y 16-23; Hech 2, 42-47; 1Cor 12, 4-13 y 27-31.
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