4.14.2014

María Madre Misericordiosa

María Madre Misericordiosa 

María nos espera.
 
En la parábola del hijo pródigo no se habla de la madre, sino sólo del Padre, que tenía dos hijos.
Algunos autores dicen que quizás la madre habría muerto, porque si la madre hubiese estado viva, el hijo menor no se habría alejado de la casa.
La madre sería la figura de la Virgen. Y si el padre de la parábola esperaba tan ansiosamente a su hijo, ¡cuánto más la madre lo hubiera esperado!
Y así sucede con la Santísima Virgen cuando uno de nosotros, por el pecado, se aleja de la casa paterna, del rebaño de Dios. Ella lo espera ansiosamente y lo cuida como un ángel de la guarda, incluso cuando el hijo todavía está lejos por el pecado, la Virgen va con él a todas partes y no le deja solo.
¡Qué dulzura que es María! Porque Ella bien conoce la naturaleza del hombre, que está inclinado al pecado, y que el demonio aprovecha para tentarlo y precipitarlo muy bajo. Pero la Virgen no abandona al pecador, y lo sigue en los lugares más extraños, y es Ella la que le inspira el arrepentimiento y el volver a los brazos de Dios por medio de una sincera y completa confesión con el sacerdote.
No dudemos de que María está siempre con nosotros, tanto si vivimos en gracia de Dios, como si estamos en pecado mortal, porque la Virgen es la Madre de la Misericordia, y donde hay miseria, allí está Ella.

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