Reflexión:
Cada vez que rezamos el Rosario, María viene a nosotros, a nuestra casa, a nuestra alma, y nos saluda afectuosamente, y nuestro corazón se llena de alegría.
Por eso tenemos que rezar muchos Rosarios, aunque más no sea para oír solamente el saludo amoroso de María.
Y recordemos que cuando nos decidimos a rezar el Rosario es porque María nos ha llamado a que lo recemos, ya que es Ella la que nos da la gracia actual para movernos a rezarlo.
Entonces siempre es María la que da el primer paso, como vemos aquí cuando visita a su prima Santa Isabel.
Así que cuando sintamos necesidad y deseos de rezar el Santo Rosario, sepamos que es porque María ha venido a tocar la puerta de nuestro corazón para que lo recemos, porque cuando nosotros pensamos en Ella, es porque Ella pensó primero en nosotros, y mientras lo rezamos y se lo ofrecemos con amor, entonces Ella sigue pensando en nosotros y nos favorece con toda clase de gracias y favores celestiales.
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