11.14.2012
docenario guadalupano
Docenario Guadalupano
Por Joaquín Gallo Reynoso, sacerdote jesuita
Estrellas Eucarísticas Guadalupanas. Estrella Santa
Estamos por terminar el año y hoy nos toca considerar a nuestra Madre como la más santa de las mujeres que haya existido. Noviembre nos invita a la santidad desde el primer día con la fiesta de todos los Santos; nos hace reflexionar en quienes todavía no participan de la gloria por no haber pasado el examen final de la vida con diez y nos invita, al final del mes, a posar nuestra mirada en quien es el Santo de los Santos, Jesucristo el Señor, Cristo Rey: a Él la gloria por los siglos.
Detendremos nuestra mirada en la Virgen, a quien llamamos la Santísima Virgen, por estar tan unida a Dios y a quien nos presenta el Nican Mopohua como la “Perfecta Siempre Virgen Santa María de Guadalupe”. Nos acordamos ante el Dios de la vida y le pedimos que lleguen a la gloria los que han muerto en los últimos desastres que ha habido en el mundo y que consuele, a través de personas e instituciones, a quienes se han quedado heridos, huérfanos o sin hijos y a sus familiares.
Pedimos por Obama y nuestro próximo Presidente para que se dejen guiar por el Espíritu y hagan lo imposible por trabajar bien por sus propios países y por las relaciones entre nuestros países, sobre todo en el aspecto de la migración.
Primera consideración.- Los nombres de María.
En las tradiciones de los pueblos antiguos el nombre significa la persona; es decir, la persona debe vivir y ser lo que significa su nombre.
Si traducido al castellano se llama “rocío” debe ser un rocío de amor, de vida, de luz para los demás.
Si se llama: Regalo de Dios -Juan- debe ser un verdadero regalo para otros. En la tradición hebrea el nombre de María viene de los egipcios y significaría: Señora, Princesa o Mar de Amargura; todo esto es María: Señora, porque así su Hijo la bautizó: “Mujer”, como diciendo: Tú eres el prototipo de mujer; Princesa: es la primera y principal; Mar de Amargura: porque ¿quién de las mujeres ha sufrido como Ella? Reflexionemos durante el rezo de las Ave Marías y agradezcámosle todo lo que ha hecho y seguirá haciendo por nosotros.
Segunda consideración.- La Reina celestial, Señora del Cielo (N.M. 48. 200).
En el Cielo solamente habitan los Ángeles en todas sus categorías y quienes en la Tierra se han parecido a Dios en su bondad, en su capacidad de entrega y servicios, quienes se hicieron nada y solidarios por otros al estilo de Jesús. María ha sido la que más se ha parecido a Dios, la que más nos lo transparenta. Es el título y realidad que más se repite en el relato original de las Apariciones (Nican Mopohua).
Agradezcamos a esta señora y dueña del cielo, a esta Reina celestial, que nos enseñe a amar y servir como Ella lo hizo y lo hace al estilo de Dios. Así llegaremos a la santidad y a habitar en la gloria.
Piedad
La Perfecta, Piadosa, Santísima Virgen (N.M. 57, 117, 88).
El relato indígena de Antonio Valeriano nos presenta a nuestra Estrella Santa como Perfecta, Piadosa, Santísima Virgen. Pensemos y sintamos cómo se mostró piadosa en el cuidado de su Hijo durante su vida y al momento de tenerlo sobre sí al ser bajado de la cruz. Con qué cariño y piedad se habrá dirigido al Dios de la vida que le había hecho el regalo más grande de la historia…
¡Cómo habrá impresionado en su tiempo la piedad de María para con Dios a sus vecinos y coterráneos! Pidámosle que nos acerquemos con piedad, con devoción a Dios y que aceptemos vivir lo que Él y Ella nos presentan como camino adecuado a nuestra propia santidad.
Cuarta consideración.- La Amable, Maravillosa Madre de nuestro Señor Jesucristo (N.M. 75). El escritor nos presenta a María como amable, es decir, digna de ser amada. Y vaya que es digna de eso. Tratar con amabilidad a los demás como regalo a ellos mismos y a Jesús es un camino preferido en el Evangelio. Ella es maravillosa por el modo de vivir su fe, su condición de mujer, de Madre del Señor Jesús. ¡Cómo habrá sido amable con Él y con San José, los vecinos, sus familiares y la gente de Nazaret!
Pidámosle a esta Reina Amable que nos enseñe a vivir tratando siempre a los demás como hermanos de Jesús y hermanos nuestros.
Quinta consideración.- La siempre Virgen Santa María, Madre de Dios; la Perfecta Virgen, Santa María de Guadalupe (N.M. 62-208). Desde el inicio del relato que estamos considerando aparece que la Virgen llega al Tepeyac y se presenta como “la siempre Virgen Santa María” y casi al final aparece en el relato que Ella misma le da su nuevo nombre a Juan Bernardino cuando se le aparece y lo sana, para que Ella y su imagen sean conocidas como: “La Perfecta Virgen Santa María de Guadalupe”.
Demos gracias a Dios por esta elección del nombre de María para todo este continente y para que también los españoles le tuvieran devoción, respeto y afecto al nombrarla como una de sus principales advocaciones en España desde el siglo XIII gracias a un milagro que hizo en Extremadura parecido al que hizo el día del traslado de su imagen al Tepeyac: ¡la resurrección de un muerto en ambos casos..! Dios y María hacen maravillas por nosotros. ¿Qué haremos nosotros en su honor y para su gloria?
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